La generación de los 80. La Vanguardia, 1988


Recuperamos este escrito de Llàtzer Moix de finales de los años 80, publicado en el periódico La Vanguardia.

detalle generación 80

La generación de los 80, tercera gran hornada de arquitectos tras la guerra, se presenta en sociedad

Ayer concluyó la semana cultural de la Escola Superior Técnica d’Arquitectura, que este año ha servido para presentar en sociedad a la llamada generación de los 80: un grupo de jóvenes profesionales que, a pesar de su juventud, está ya considerado como la tercera gran hornada de arquitectos surgidos en Cataluña tras la guerra.

Discretamente, sin manifiestos ni graves enfrentamientos con sus mayores, una nueva generación de arquitectos catalanes —integrada por un mínimo de sesenta profesionales— acaba de presentarse en sociedad. No se trata de una promoción más, sino de la tercera gran hornada de profesionales surgida en este país tras la guerra civil. Y no son únicamente sus integrantes quienes se postulan para dicho pedestal. Los “santonés” del gremio son los primeros en dar fe del alumbramiento. “Hablar de esta generación de los ochenta —indica al respecto Oriol Bohigas—es para mí algo parecido a hablar de mis hijos. Cuando se titularon yo dirigía la Escola Técnica Superior d’Arquitectura (ETSA); por ello, les considero como gente muy próxima y, ante todo, como un grupo de muy alto nivel profesional”.

Hasta la fecha, en Cataluña, se reconocían dos grandes generaciones de arquitectos surgidos tras la guerra civil. La primera estaría integrada por gente como Coderch, Correa o el propio Bohigas, y se distinguiría por oponer a las líneas monumentalistas de posguerra unos planteamientos que enlazaban con la herencia del movimiento moderno. La otra generación, surgida una vez entrados los sesenta, contaría con equipos profesionales como los formados por Tusquets-Clotet, Sória-Garcés, etc. Los primeros se habrían beneficiado de un cambio ambiental, y los segundos, de un cambio en la estructura de la escuela, gracias a la entrada de un profesorado renovado.

“Lo interesante de la generación de los ochenta —prosigue Bohigas— es que ha podido formarse disfrutando de ambos factores. Por una parte, se han titulado en un momento en que el que abundaba el trabajo, porque la Administración pública convocaba numerosos concursos. Por otra, esta generación pudo formarse en un momento excepcional de la ETSA, y tuvo como profesores a gente de la talla de Moneo, Peña Ganchegui, Correa, Margarit, Boixadé, etc.”

Una vez definida la coyuntura histórica, quedan por ver las características definitorias de la nueva generación. Ahí no hay unanimidad absoluta. Bohigas, defensor decidido del legado del movimiento moderno, enuncia categórico el rasgo que a él le parece más destacable: “En todo el mundo, ésta es la única generación de arquitectos de los ochenta que no se ha dejado seducir por el fenómeno posmoderno. Esta singularidad y una especie de estética reduccionista, próxima a los planteamientos del minimal o del “arte pobre” son las señas de identidad de la nueva generación”.

“Creo que es una generación muy fragmentada—afirma Josep María Montaner, arquitecto y teórico—. Yo diría que se ha alejado de planteamientos sociológicos o historicistas, comunes en grupos anteriores. Hay mucha calidad en el tratamiento de la forma, mucha habilidad en el uso y la combinación de los materiales constructivos, y una moderada diversidad estilística. No creo que sea una generación de espaldas al posmodernismo, sino una generación que ha asumido, guardando las distancias, esa corriente y tantas otras. Se ha dado una actitud reduccionista, y se ha valorado la economía y el control.”

Al teléfono

“Más que un grupo, a mí lo nuestro me parece una línea telefónica donde se produce un contacto constante entre sus múltiples extremos —señala el arquitecto Enric Miralles, uno de los miembros de la joven generación, que cuenta ya con un premio FAD—. Pienso que lo que nos une, más allá de una corriente de pensamiento, es el amor a la arquitectura y la ilusión por nuestro trabajo que forjamos mientras estudiábamos en la escuela. Muchos de los que nos titulamos a caballo entre la década de los setenta y los ochenta hemos seguido vinculados de algún modo a la ETSA. Así, hemos conseguido algo difícil: mantener el enriquecedor debate teórico sin olvidarnos, por ello, de construir”

La excepcionalidad de la generación delos 80 no parece terminar aquí. Porque, al parecer, el futuro se anuncia tirando a baldío. “Me temo —concluye Bohigas— que una generación como ésta es, por el momento, irrepetible. La nueva ley universitaria, las incompatibilidades y demás obstáculos obligan a los profesionales más válidos a alejarse de la escuela. De seguir así, llegará un día en que los que dominen su oficio construirán, y los que no, enseñarán. Y ése es un mal camino”

la gneración de los 80

La referencia bibliográfica es:

Moix, Llàtzer. La generación de los 80, tercera gran hornada de arquitectos tras la guerra, se presenta en sociedad. Barcelona. Periódico La Vanguardia, Cultura, 12 febrero 1988 pág. 38

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